Cada acto memorable en el mundo es un triunfo del entusiasmo. Nunca se ha conseguido algo grande sin entusiasmo, porque le da a cualquier ocupación o reto, un nuevo significado; no importando, lo difícil o terrible que sea. Sin entusiasmo las personas están condenadas a una vida de mediocridad, pero con el, se pueden lograr milagros.
La felicidad no tiene que ver con el triunfo; la felicidad no tiene que ver con la ambición; la felicidad no tiene que ver con el dinero, ni con el poder, ni con el prestigio.
La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu carácter.