Los griegos utilizaban el nombre ágape para describir un amor de tipo incondicional, fundado en el comportamiento con los demás, independientemente de sus méritos. Es el amor de la elección deliberada. Cuando Jesús habla de amor en el Nuevo Testamento, la palabra que aparece es ágape, el amor del comportamiento y la elección, no el amor de la emoción.
James C. Hunter
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